jueves, 31 de enero de 2013

AMIGOS IMAGINARIOS


"Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia."   (Mateo 10:1)

Los niños por naturaleza tienden a imaginar cosas, esto les ayuda a desarrollar tanto su creatividad como sus emociones; por ahí de los 2 o 3 años de edad muchos de ellos empiezan a desarrollar un mundo paralelo a la realidad en que viven, no porque no sean consientes del mundo real sino porque todavía les cuesta trabajo asimilarlo y aceptarlo tal como es; por eso inventan un mundo en el que todo es posible, permisible y solucionado.

Es precisamente estapa cuando algunos niños comienzan a hablar sobre amigos imaginarios, en los cuales ellos proyectan sus sentimientos, tanto positivos como negativos, además de sus conflictos, miedos y temores.

Generalmente este fenómeno se da en niños que son hijos únicos o que por alguna causa generalmente solo conviven con adultos, de ahí que estos amigos imaginarios surgan para satisfacer algunas de las necesidades que su medio no les brinda, y aunque en la mayoría de los casos el fenómeno no abarca más allá de los 6 años y no tiene consecuencias negativas, es más, tiene algunas positivas, existen algunos indicios de que posiblemente los amigos imaginarios no sean tan solo producto de la imaginación del niño. Para ejemplificar esto les contaré la siguiente historia:

En la iglesia a la que asisto, sucedió hace algunos años que una de las hermanas de la congregación, le dió abrigo a una familia que vivía en la calle, una madre con una niña y con un niño; el niño, de unos 3 años de edad aproximadamente mencionaba con su corto vocabulario que tenía un perro como amigo imaginario, el cual misteriosamente siempre tocaba la puerta a las 3 de la mañana, por lo que el niño que era quien le oía, se levantaba a esa hora de la madrugada, le abria la puerta y le prendía la televisión para que la viera, por lo que había un lugar en el que nadie se podía sentar, pues el niño decía que era para su amigo.

Sin embargo este perro, supuestamente imaginario, comenzó a presionar al niño de 3 años para que matara a su mamá, por lo que este intentó en varias ocasiones enterrarle a su mamá las tijeras o algún cuchillo de la cocina; fue precisamente por esos días cuando la iglesia abrió un curso de verano para niños en la casa de la hermana que le daba abrigo a esta familia; desde el principio la maestra notó que el niño no quería asistir al curso porque decía que al perro no le gustaba que el fuera, con el pas de los días la situación se hizo cada vez más tensa, pues el niño no permitía que se orara por él y practticamente era a la fuerza como repetía algunas de las palabras que la maestra le indicaba.

El último día del curso en la mañana muy temprano, la mamá del niño mencionado comenzó a agredir a sus dos hijos en forma exagerada, los maldijo y los golpeó severamente; posteriormente el perro del que el niño hablaba entró al parecer en la mamá y esta comenzó a actuar literalmente como si fuera un perro, pues se movía como un animal, ladraba e intentaba morder a sus hijos; en esos momentos la maestra enviada por la iglesia llegó y con mucho trabajo junto a la hermana que prestaba la casa, logró controlar a la señora en lo que un pastor ministraba la situación por teléfono, finalmente la mamá de los niños fue liberada y el niño le dijo al perro su amigo imaginario que se tenía que ir y este renuente se fue.

Todo terminó por fin y hoy en día la mamá junto con los niños siguen asistiendo a la iglesia, el perro nunca regresó a la vida del niño y a su hermanita le encanta leer la Biblia.

Yo no sé que pienses tú sobre los amigos imaginarios, yo en lo personal después de haber platicado con la maestra de estos niños y haber analizado muchos casos similares a este bajo la guía del Espíritu Santo, pienso que cuando los amigos imaginarios dejan de ser solo un peluche o un objeto con el que el niño juega y comienzan a se algo vívido en la vida de un niño, son realmente demonios o espiritus inmundos que aprovechan la ocasión para entrometerse en la vida de nuestros hijos.



viernes, 18 de enero de 2013

ADOLESCENTES. ¿SABES REALMENTE COMO AMARLOS?


"De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová."   (Salmos 27:5)  

La adolescencia es un periodo turbio en el que el niño experimenta una gran cantidad de cambios físicos, emocionales y neuronales, que lo llevaran a convertirse finalmente en un adulto; de la manera en la que pase este periodo dependerá en gran parte su futuro, desgraciadamente una gran cantidad de niños cristianos no logran atravesar esta etapa adecuadamente y terminan dicha etapa adictos, recluidos, enfermos, con hijos no deseados, muertos y sobre todo alejados de la iglesia que los vio crecer.

La mayor parte de las iglesias, por lo menos en América Latina, en vez de apoyarles en su crecimiento integral y comprenderles, solamente se limitan a:
- A criticar sus actitudes rebeldes e irresponsables.
- Echarle la culpa a Satanás y al mundo por las inclinaciones que ellos tienen.
- Poner a sus padres en el papel de víctimas, sin fincarles responsabilidad alguna.
- Hostigarles por todos los medios posibles para que se integren a la congregación, lo cual generalmente es contraproducente y los aleja aún más.

Otras contrario a esto implementan programas parecidos a los del mundo para que los adolescentes se sientan familiarizados en ella y no se alejen, pero en realidad tampoco tienen mucho éxito porque entonces los muchachos no logran diferenciar entre lo bueno y lo malo, y los pecados que generalmente cometen afuera los cometen entonces dentro del ámbito cristiano, como tener relaciones sexuales o emborracharse después de sus reuniones.

Por otro lado a los adolescentes les desagrada generalmente la iglesia, pues:
- Se contrapone a sus deseos, impulsos y pasiones naturales.
- No ven de que manera su asistencia a ella pueda servirles para enfrentar los retos a los que diariamente están expuestos.
- Cuando se atreven a cuestionar el sistema o sus dogmas , en vez de encontran un medio en el que sus dudas puedan ser aclaradas, se topan con la casi inmediata crítica de los adultos.

Y finalmente, los padres, que deberían ser su fuente de apoyo en esta etapa, en vez de aliarse a sus hijos y lidear con ellos amorosamente, generalmente se hacen complices de la iglesia y  las apoyan sin cuestionar sus métodos.

¿Qué hacer entonces con nuestros adolescentes?

Fácil, lo mismo que dice el salmo 27:5 que hace Dios.

Entender que en este periodo de la vida el cerebro y el cuerpo en su totalidad está en constante cambio, y que por lo tanto es común cometer errores, pues por naturaleza el adolescente:
- No es capaz de ver el futuro por más que se lo expliques.
- Tiene una curiosidad innata y quiere probar todo lo que ve.
- Desea tener un lugar en la sociedad, por lo que tenderá a darse a notar aún si los medios para ello no son los correctos.

Entender que es rebelde porque así fue hecho, pues gracias a ello un día podrá convertirse en un adulto independiente, y que si tú coaccionas exageradamente esto, lo único que lograrás es tener un día un niño de 40 años que en vez de dirigir su vida tendrá que pedirle a su madre permiso para todo.

Entender que debes tenerle buena voluntad, pues muchas de las cosas que desgraciadamente hace, no las hace porque sea malo o te odie, sino porque se busca a sí mismo.

Entender que debes ser bueno con él y que ¡Gracias a Dios!, si todo sale bien, este periodo solo abarcará unos cuantos años, y que al terminó de ella no solo volverá a la normalidad, sino que ahora ya no será un niño, sino un adulto maduro que en las manos de Dios será de gran ayuda, no solo a Dios y a la iglesia, sino también a su padres y a la sociedad en general.

Si tu eres un pastor, lo mejor que puedes hacer es comprenderles, guiarles y apoyarles cuando fallen.

Pero si tu eres un padre o una madre lo mejor que puedes hacer es amarlos y dedicarles la mayor parte del tiempo que puedas, no pienses que porque están grandotes ya no quieren a sus padres, al contrario , lo anhelan, nada más que si cada que quieren estar contigo tu empiezas a sermonearles y criticar sus actitudes, no crees que es natural que se alejen y prefieran entonces irse. Pues quién más que tú como padre, para apoyarlos, amarlos y guiarles en forma desinteresada y honesta.