“Y puso Adán nombre a toda bestia y ave
de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea
para él.” (Génesis 2:20)
El Hombre fue hecho
para estar en compañía de otros semejantes a él, y no solamente porque necesite
su ayuda, sino porque solo ni siquiera está capacitado mentalmente para
sobrevivir.
En el sigo XII por
ejemplo, a un emperador llamado Federico II, se le ocurrió la idea de que si el
hebreo era el lenguaje de la Biblia entonces todo niño al no aprender otro
lenguaje terrenal por consecuencia debería hablarlo sin necesidad de haberlo
estudiado, para comprobar esto formó un grupo de bebés recién nacidos y ordeno
a sus nodrizas cuidarlos y alimentarlos pero sin mantener comunicación alguna
con ellos, es decir, que no les podían hablar, hacer gestos o acariciar, el
resultado realmente nunca lo pudo comprobar porque todos los bebés murieron
antes de mencionar palabra alguna.
Y lo mismo le sucede
a los animales, hace unos años un compañía hizo un experimento para probar
cierto alimento, así que formó varios grupos de conejos para ello, sucedió que
uno de los grupos de conejos creció más que el resto, lo cual era anormal
porque se alimentaban todos por igual, el experimento fue repetido, pero los
resultados fueron los mismos, así que la empresa colocó cámaras de vigilancia
para ver que sucedía, y lo que descubrió fue que la persona que alimentaba al
grupo de conejos que más crecía no les aventaba simplemente la comida sino que los
tomaba uno por uno para acariciarlos mientras ellos comían; así de importante
es el contacto entre los seres vivos.
Y es que el hombre
fue creado un ser social, necesita de sus semejantes no solo para que le ayuden
sino aún para encontrarle un significado más profundo a la vida, tal vez sea
por eso que los hombres casados viven en promedio 7 años más que los hombres
solteros y que las personas nacidas en familias grandes con por lo menos 6 o 7
hermanos tienen un riesgo de suicidio mucho menor que las demás.
Las caricias, los
besos, los abrazos, la estima, la camaradería, las palabras de aliento… son
algo indispensable tanto física como emocionalmente, sin las suficientes
muestras de aprecio el ser humano disminuye sus defensas fisiológicas y puede
aún llegar a padecer ciertas enfermedades mentales.
Por eso como buen
cristiano y comenzando claro está por tu familia, una de tus obligaciones es
convivir más con tus semejantes, principalmente con tus hermanos en la fe,
darles palabras de aliento, consolarlos en sus momentos difíciles,…
Es por eso que no
debes dejar de congregarte en una iglesia, con ello crear lazos con más
personas semejantes a ti y no solo mejorará tu estado de ánimo, sino que aún tu
sistema inmunológico se fortalecerá y serás menos propenso a enfermarte.