"Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví." (Génesis 29:34)
Si lees detenidamente los capítulos 29 y 30 del Génesis, verás que Lea anhelaba desesperadamente el amor de un hombre, el amor de Jacob; y por eso tenía un hijo, luego se embarazaba nuevamente y tenía otro, luego otro,... y otro, y otro.
Pensando que con ello por fin un día lograría conseguir el amor de Jacob, pero la triste realidad es que nunca lo consiguió, sencillamente porque darle hijos a un hombre no es la forma de conseguir su amor.
Y en casos como el de Lea, donde claramente se ve que Jacob a quien amaba era a Raquel y no a Lea, lo que Lea debió comprender desde el principio es que nunca tendría el amor de Jacob, NUNCA, no importa lo que hiciera, porque Jacob estaba enamorado de su hermana y no de ella.
Enseño esto porque desgraciadamente durante años he visto a muchas mujeres dentro de las iglesias y obvio también afuera de ellas, hacer en ocasiones hasta lo imposible por conquistar el amor de un hombre que desde el principio saben no les hará caso.
A veces es tal su obsesión por tenerle, que no les importa acceder a sus deseos, los cuales, ya sabrán, incluyen tener relaciones sexuales prácticamente ilimitadas con él, y en ocasiones hasta sin ninguna protección, y todo por evitar que ese hombre se aleje de ellas.
Pero el resultado es el mismo que el de Lea, si ese hombre no las ama realmente, finalmente las dejará y se irá con otra mujer a a la que si ama de a deveras, o como sucede en el caso de hombres casados "cristianos", ya que se canse de la amante, dirá que el Señor a alumbrado sus ojos, pedirá perdón y regresará con su fiel esposa.
Y que pasa entonces con la mujer que tanto le anhelaba, pues lo de siempre, si bien le va, solo quedará sola nuevamente, si no le va también, quedará embarazada o con un hijo más sin padre y sola nuevamente.
Porque dar sexo sin ningún tipo de contrato matrimonial o tener hijos por montones, aún dentro del matrimonio, no son la forma de enamorar y retener a un hombre.
De ahí que si tu eres una mujer cristiana, debes enfocarte en tu vida y tu crecimiento personal, incluyendo claro está, el espiritual; que a su debido tiempo ya encontrarás a la pareja adecuada.
Y si tu eres una madre soltera cristiana, debes enfocarte además de Dios obviamente, en tu hijo o hijos; considera que cualquier tiempo o recurso que des a un hombre que no sea el padre de tu hijo, es algo que le estás quitando a tu hijo, por eso tu hijo debe ser tu prioridad, no conseguir un hombre.
Si es la voluntad de Dios para ti madre soltera, que un día llegue a ti alguien que te ame y ame a tu hijo, llegará, tenlo por seguro; no tienes que andar ofreciendo sexo para que esto pase.
Y sino lo es por el momento, ya habrá tiempo de tenerlo cuando tu hijo crezca y se independice, entonces habrá tiempo para el amor.
Pero no cometas el mismo error de Lea, pues sin importar que tanto sexo tengas o cuantos hijos le des a un hombre, si este no te ama realmente, NUNCA será tuyo, solo estará de paso por tu vida; pero las consecuencias físicas, económicas y espirituales, esas si marcarán tu vida.